Por mí sí que han pasado los años, digo, un Cavalier del año 82 ya se considera viejo y más si su pintura rubí ya no brilla como antaño, si su carrocería está ya oxidada y desgastada, si de 4 ahora tiene sólo 1 llanta rota y sucia, si su vestidura antes limpia y de fina piel, ahora es hogar de insectos y alimañas. ¿Cuánto tiempo ha pasado?
¡Qué infortunio el mío! Si hubiera sabido cuando nací, en aquel taller en donde se construyeron cada una de mis partes y poco a poco fueron ensambladas con una exactitud inigualable, si cuando fui terminado y puesto en exhibición en aquella agencia de renombre en alguna calle de gran prestigio y glamour de la cual ya no recuerdo el nombre, si cuando viajé por calles y carreteras luciendo mi esplendor por doquier, con aquel cuarentón soltero que subía a hermosas chicas en mi interior y los 3 disfrutábamos; si hubiera sabido lo que pasaría cuando fui vendido a mitad de precio a una anciana malhumorada cuando el cuarentón quedó en quiebra; si yo hubiera sabido cuando la vieja me regaló a su nieto adolescente e inmaduro que en un momento de ebriedad terminó con su vida y con la mía en este barranco. ¡Cuánto me hubiera evitado!
Pero después de tanto tiempo, de pasar del esplendor a la decadencia, me doy cuenta de la rapidez de la vida urbana, de que los humanos que alguna vez condujeron mi destino; sí, descubrí que el rojo brillante de mi color inicial no es nada junto a la tranquilidad de este viejo bosque que es ya mi hogar y mi última morada.
por Xtiane.
